A lo largo de la historia
venezolana, hemos visto que la persecución y el encarcelamiento de dirigentes políticos
ha sido una práctica bastante común durante toda la historia, incluso desde la
época de la colonia, en aquellos primeros movimientos independentistas, hasta
Francisco de Miranda. En este universo de personas que han sufrido estas
acciones tenemos de todo: desde grandes estadistas, hombres que pelearon por
una idea, hasta charlatanes que se han aprovechado de situaciones para imponer
su proyecto personal. Pero en estas líneas, la idea es entender algunos casos
de personajes (con distintas visiones políticas) que lucharon y sufrieron la
represión del estado, y que de un modo u otro llegaron a acceder a distintas posiciones
de poder, importantes en la política nacional.
El primero ejemplo que
tocaré es la generación del 28, generación que enfrento la dictadura de Juan
Vicente Gómez y que activó a la colectividad y generó un movimiento político
interesante. En su mayoría los jóvenes cayeron presos en La Rotunda y el
Cuartel San Carlos, mientras otros se tuvieron que ir del país. Esta generación
demostró que la lucha debe ser inteligente y con ideas claras para que se pueda
dar, y no es casual que la mayoría de sus miembros construyeran el sistema
democrático de la nación, con sus errores y virtudes, siendo Rómulo Betancourt el
hombre insignia de este grupo, quien fue preso y exiliado de esa dictadura y de
la de Pérez Jiménez, pasando a ser el padre de la democracia venezolana y ser
considerado como uno, de los muy pocos, estadistas que ha tenido nuestro país.
Pero este no es el único
movimiento importante de resistencia y represión, que vivimos en el siglo XX. Durante
la dictadura de Pérez Jiménez (a quien hoy algunos sectores totalmente
irracionales pretenden reivindicar y no voy a perder tiempo discutiendo sobre
el tema) la persecución se hizo mas grave y dura, todo esto gracias a la
Seguridad Nacional. Esta dictadura no permitió la disidencia y eran comunes las
torturas y la muerte en la cárcel o los asesinatos como el de Ruiz Pineda en
plena vía pública. Vean que muchas de estas cosas que les digo, las estamos
empezando a ver de nuevo hoy en Venezuela, ahora quisiera que se preguntaran
¿este régimen no es dictadura? Muchos fueron los asesinados durante este
gobierno, y la siguiente pregunta que me planteo es ¿qué hubiera pasado con
todos aquellos personajes si no hubiesen fallecido? Seguramente hubiesen estado
en estructuras de poder, de eso no me cabe la menor duda.
Y durante el proceso “democrático” -y lo resalto, ya que con sus errores sí lo
fue-, vimos como la izquierda tuvo una agenda de conflicto con el estado, ya que
querían implantar un modelo político-económico que no pegaba con la sociedad
venezolana de entonces; y es que hablaban de proletariado y lucha de clases,
cuando Venezuela estaba poblada por campesinos o trabajadores petroleros (quienes
son la élite de la clase proletaria a nivel global). Esta izquierda no supo
medir el momento político que atravesaba la nación, y por eso no tuvo éxito.
Pero esto no frenó que
algunos dirigentes de izquierda no creyeran en el juego democrático y se
contaran, haciendo que en muchos casos accedieran a posiciones de poder
importantes. Tal es el caso de Fabricio Ojeda, quien fue electo congresista en
1959, y en cuya figura un sector de
la población veía a un presidente de la republica, pero renunció a su
puesto de congresista, se fue a la clandestinidad y fue asesinado.
Y así en los 90 aparece
Hugo Chávez, a quien han pretendido vendernos como un preso político y el gran
salvador de la patria, el tan esperado mesías que necesitaba la republica… Y no
lo es.
El señor
Hugo Chávez fue un golpista que, por medio de las armas y el asesinato
de civiles y militares, pretendió imponer su proyecto de país con violencia.
Pero en este caso, nuevamente la cárcel o el exilio, fueron determinantes para su
proyección presidencial. Si revisamos objetivamente y sin pasiones, Hugo Chávez
ni fue un preso político ya que su encarcelamiento fue por un golpe de estado,
ni se tuvo que ir al exilio, solo necesito una cámara y un “Por ahora” para
irrumpir en el escenario político nacional.
Y ahora, el día 18 de
febrero, se une a este grupo de hombres, a quienes se les dio cárcel o se
tuvieron que esconder por perseguir una idea (y excluyo a Hugo Chávez por
golpista), Leopoldo López quien genera un punto de quiebre sin precedentes: él
no fue arrestado, el se entregó voluntariamente a la justicia. Este señor rompe
con una idea de que los líderes políticos no deben dar la cara ante estas
situaciones, y asumió como un hombre una serie de delitos que se le imputan y
no cometió; delitos que lo que buscan es calmar a unos colectivos con sed de
venganza por la muerte de Juancho.
No sé si
Leopoldo seguirá estos pasos y alcance ser presidente de la republica, es muy
temprano para decretarlo y la dinámica política nacional es muy dura, rápida,
compleja y convulsionada para hacer esta clase de afirmaciones. De lo que si no
tengo dudas, es que con esta acción este hombre marcará un antes y un después
en la dinámica política, ya que es el primero en entregarse y tumbar esa idea
que se ha gestado durante años, de que la dirigencia política es intocable.
Finalmente vemos como la cárcel o el exilio es un
trampolín, para acceder a posiciones de poder importantes, y torpemente muchos
gobiernos en su afán de eliminar la disidencia, lo que hacen es crear líderes o
ídolos que finalmente terminan siendo los dirigentes que están llamados a
suplantarlos en el ejercicio del poder. Si el gobierno nacional quería eliminar
la figura de Leopoldo López del mapa político, siento decirles que se
equivocaron, ustedes mismos lo impulsaron y se dieron cuenta tarde.