Todos los
venezolanos vivimos y sufrimos grandes problemas, a pesar de eso obtuvimos el
resultado electoral ya conocido. Sin embargo, tenemos una situación que es
prácticamente desconocida por el electorado, pero que en el fondo podría ser el
mayor inconveniente del gobierno y de nuestra sociedad en un futuro no muy
lejano. Se trata de la crisis de las finanzas públicas. Lo que ha sonado por
allí es que se perdieron unas toneladas de oro y que el dólar paralelo no para
de subir, eso es solo el tráiler de una telenovela que puede tener un final
trágico.
Nos dicen
que PDVSA produce aproximadamente 2.250.000 barriles de petróleo diarios, lo
que no dicen es que:
1. Al menos 550.000 barriles de petróleo son
para el consumo interno. Ha aumentado exponencialmente el parque automotor y
los generadores con los que ponen pañitos de agua tibia al problema eléctrico
usan gasoil; esos 550.000 barriles generan pérdidas porque el combustible que
se produce con ellos es subsidiado para la venta interna o se usa directamente
en las plantas generadoras de electricidad.
2. Al menos 400.000 barriles se van en los
convenios China-Venezuela. Por si fuera poco, muchas de las transacciones
petroleras y no petroleras con los chinos no se hacen con dólares o euros, se
hacen con «Renminbi», bajo las leyes de esta nación. Con esa “moneda” y esos
contratos solo puedes comprarles a ellos, porque es una moneda de circulación
interna. Sepan ustedes que una de las cosas que ha potenciado el crecimiento
económico chino es hacer transacciones internacionales en Renminbi, ya que
recicla y acumula su capital interno, y permanece en bajo valor, porque el
gobierno de este país oriental se reserva la tasa de cambio con respecto a las
otras monedas de intercambio mundial.
3. Al menos otros 300.000 se van en los
demás convenios operativos y comerciales -donde se incluye lo que se regala-,
teniendo claridad en que todo el petróleo que se extrae en Venezuela es en
asociación de PDVSA con transnacionales y esa gente se lleva lo suyo de
inmediato.
Como podemos
ver, PDVSA solo vende y cobra de manera efectiva aproximadamente 1.000.000 de
barriles diarios a precio de la cesta venezolana. Esta es la causa del déficit
en el flujo de caja de la estatal petrolera y de la poca reinversión.
Agreguemos los recursos que PDVSA destina a los programas gubernamentales y
entenderemos por qué la principal fuente de recursos de nuestro país está en
crisis latente.
¿Cómo se ha
manejado esta crisis? Con una fórmula jurídica y económica brillante pero
perversa, perversa porque solo agrava el problema. Les explico:
El problema
del flujo de caja de PDVSA es “subsanado” emitiendo bonos y pagarés en dólares,
la gran mayoría son comprados por el BCV y unos pocos por sus acreedores y la
banca privada. El BCV vende esos bonos a través del SITME, son colocados por la
banca privada y obtiene bolívares frescos por encima de la tasa de cambio oficial.
A su vez, los acreedores y la banca privada colocan los bonos y pagarés con
precios muy por encima de la tasa de cambio oficial de manera discrecional, el
BCV paga en bolívares a tasa de cambio oficial a PDVSA y con eso PDVSA cancela
gastos de nómina, pago a cooperativas y gastos corrientes, pero sigue
retrasando pagos efectivos en dólares a contratistas y subcontratistas quienes
costean parte de las obras a precio de dólar SITME o paralelo. Mientras esto
ocurre el BCV y PDVSA pagan los intereses respectivos a los tenedores de esos
bonos a la tasa de cambio oficial. Este juego es posible con la ayudaíta del
precepto de «Reservas Internacionales Óptimas», con lo que pueden mover moneda
dura y oro de nuestras reservas internacionales a su antojo según las
exigencias de mantenimientos de deuda, importaciones “estratégicas” y gastos
corrientes del estado. En todo esto quien gana dinero es la banca mientras se
profundiza el hueco fiscal.
En paralelo,
el mundo atraviesa una crisis cíclica del capital:
- Lo que comenzó con el colapso de la cartera crediticia inmobiliaria en Estados Unidos, removió luego los cimientos de la zona euro, trajo la primavera árabe, desencadenó la crisis en Libia, entre otras consecuencias ya conocidas.
- Continúa la ocupación de Irak y Afganistán -para seguir destruyendo capital- a pesar de la promesa de cese de las guerras y ocupaciones que Obama hiciera en la campaña electoral para su primer mandato.
- China sigue sin revalorizar su moneda.
- Hay caída en el crecimiento económico mundial, con excepción de China, India, Brasil y las corporaciones de tecnologías de la comunicación.
- Lo que nos interesa realmente es que las crisis del capital se inician con sobreproducción y caída de la tasa de la ganancia. Viene luego la destrucción de capital y las burbujas especulativas, caída en la producción, desempleo, recortes de los gastos nacionales, pero terminan con una caída de los precios de la materia prima. Como podemos ver todo esto ha ocurrido y está ocurriendo.
Nuestro
asunto es que Venezuela solo vende materia prima, nuestra economía depende de
la renta petrolera. Hasta los momentos Venezuela no ha sufrido el impacto de la
crisis del capital porque no tenemos sobreproducción industrial -de hecho, casi
no hay industria-, los precios del petróleo se han mantenido altos porque no ha
habido sobreproducción petrolera, las guerras y revueltas en el mundo árabe
generan incertidumbre en los mercados y no se potencia el aumento en la
producción de combustible fósil en las monarquías árabes estables. Lo cierto es
que el estado venezolano no ha ahorrado nada de las grandes ganancias
petroleras que hemos tenido en los últimos años, se ha hecho exactamente lo
contrario, se han despilfarrado para preservar la estabilidad política de este
régimen.
¿Por qué?
Porque el gobierno recién reelecto se sustenta en un gasto público gigantesco,
casi inauditable. Con el dinero de la nación se mantienen las misiones
sociales, los subsidios al combustible, alimentos, insumos agrarios e
industriales, una cartera crediticia tóxica -agraria, comercial y préstamos
personales-, gastos inmensos en propaganda oficial, mantenimiento del sistema
nacional de medios públicos y ayudas económicas personales por doquier (en
efectivo, en electrodomésticos e inmuebles); a esto le sumamos el incremento
significativo del gasto público en este año por la campaña electoral, donde el
gobierno botó la casa por la ventana para asegurar su reelección. Es decir,
Chávez ha hecho todo esto con el ingreso de 1.000.000 de barriles de petróleo
diarios y con las artimañas jurídicas y financieras para mantener a flote las
finanzas públicas mientras las dilapida sin compasión.
¿Qué va a
pasar en Venezuela cuando el BCV y PDVSA tengan que pagar la deuda acumulada?
¿Qué sucederá si esto coincide con una caída de los precios del petróleo?
La
respuestas no son alentadoras, el gobierno de Chávez, y con él todos los
venezolanos, afrontaremos una crisis económica, política y social para la cual
no estamos preparados. Tiene dos opciones, la primera es recurrir a los
organismos multilaterales y aplicar una verdadera receta neoliberal al mejor
estilo de CAP en el ’89 de lo cual ya
sabemos que ocurrió. La segunda opción es estatizar casi la totalidad del
aparato productivo venezolano, generar dinero inorgánico e implementar una
moneda de intercambio interno paralelo al Bolívar como lo es el Renminbi
respecto al Yuan. En ambos escenarios, y las posibles mixturas entre ellos, es
imperante reducir y reorientar el gasto público, endeudarse más y con nuevos
acreedores (MERCOSUR), reimpulsar su política de importaciones de forma más
agresiva. No tendrá capacidad de invertir en los problemas de servicios e
infraestructura que tenemos (salud, educación, vivienda, electricidad, agua,
carreteras, etc.), deberá costear pasivos laborales con papeles del estado y lo
peor es que no estará en condiciones de aumentar la producción petrolera. En
cualquiera de los casos, las consecuencias serán más desempleo, mayores índices
delictivos, menor calidad de los servicios públicos, reducción del aparato
burocrático del estado, ajustes del tipo y modo de cambio.
Lo descrito
es el germen para una revuelta social, el gobierno no va a tener capacidad de
sostener el aparato clientelar y sus bases se van a rebelar, el vínculo
emocional que tiene con la gente que lo apoya se fracturará. Ellos, como todos
nosotros, vivirán en carne viva el impacto de la crisis económica con sus
consecuencias sociales y políticas, y será Hugo Chávez junto a su gobierno
quienes tendrán la responsabilidad política. Serán víctimas de todo el odio que
sembraron, de las expectativas no cumplidas, de la desilusión por las
esperanzas imposibles, de las armas que circulan por las calles. Tendrán que
decidir entre mostrar su verdadera cara fascista y masacrar a un pueblo o
abandonar el poder por la puerta de atrás y dejar que otro intente solucionar
el desastre.
Por eso
cuando me decían “Hay un camino” no me inmutaba, yo sabía que era una sandez,
Capriles en la presidencia hubiera tenido que lidiar con este problema y en
medio de la crisis los chavistas, junto a buena parte de los que hoy estamos en
oposición, lo hubiesen desalojado del poder. Chávez –o uno de los suyos-
hubiese regresado triunfante a “salvar a la patria” del desastre capitalista.
Por eso es que nuestra derrota no me afectó en lo más mínimo, de ella nos quedó
un buen aprendizaje, un crecimiento significativo y perspectivas para una
agenda política seria.
La primavera
venezolana no tiene fecha, pero se acerca. Aquí los “indignados” no serán
pacifistas y el gran responsable será Chávez, no tiene escapatoria. Solo la
muerte física podrá salvarlo de una muerte política tan desastrosa, lo peor que
le pasó a Chávez fue ganar...