“Ser gobernado es ser
observado, inspeccionado, espiado, dirigido, sometido a la ley, regulado,
escriturado, adoctrinado, sermoneado, verificado, estimado, clasificado según
tamaño, censurado y ordenado por seres que no poseen los títulos, el
conocimiento ni las virtudes apropiadas para ello. Ser gobernado significa, con
motivo de cada operación, transacción o movimiento, ser anotado, registrado,
contado, tasado, estampillado, medido, numerado, evaluado, autorizado, negado,
autorizado, endosado, amonestado, prevenido, reformado, reajustado y corregido.
Es, bajo el pretexto de la utilidad pública y en el nombre del interés general,
ser puesto bajo contribución, engrillado, esquilado, estafado, monopolizado,
desarraigado, agotado, embromado y robado para, a la más ligera resistencia, a
la primera palabra de queja, ser reprimido, multado, difamado, fastidiado,
puesto bajo precio, abatido, vencido, desarmado, restringido, encarcelado,
tiroteado, maltratado, juzgado, condenado, desterrado, sacrificado, vendido, traicionado,
y, para colmo de males, ridiculizado, burlado, ultrajado y deshonrado”.