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Fuente:Google


Tenía 18 años cuando por primera vez tuve contacto con los indígenas, fue en el marco de una campaña de vacunación promovida por los Salesianos y grupos relacionados con la teología de la liberación, llegamos en avioneta y aterrizamos en una pista clandestina. Me impresionó el mal estado físico del grupo que me tocó vacunar, sarampión, tuberculosis y hepatitis los estaban mermando, a los cuarenta años parecían ancianos. También me llamó la atención el alto nivel de alcoholismo, más adelante me enteré que el ron era moneda de cambio por sus artesanías y su trabajo en las minas.

Había presencia de grupos religiosos, de garimpeiros brasileños, antropólogos y efectivos de la guardia nacional. Si alguien pensó que eso se hacía de manera desinteresada se equivocaron. Quien más quien menos quería el oro, las artesanías y hasta las plantas medicinales y las sustancias con efectos psicotrópicos que ellos conocían.

No todos los grupos son iguales, los yecuanas eran muy tranquilos, cuando se les hostigaba se retiraban a sus escondites y lugares con poco acceso. En muchas oportunidades los soldados abusaban sexualmente de las niñas de la tribu, no me lo contaron, lo vi. Los pemones son menos pacíficos, si los tocas buscan la manera de cobrarse la afrenta. Son buenos negociando y han aprendido a vivir del turismo en ciertas localidades.

La segunda vez que fui, lo hice como parte de un grupo de investigación en la UCV y fuimos al Amazonas. Ahí tuve contacto directo con lo que consideré una intervención de fuerzas extranjeras en el país con anuencia de la guardia nacional. Llegué a un lugar cerca de la frontera con Brasil. Mi sorpresa no tenía límites. Era un grupo que estaba bajo el dominio de las Nuevas Tribus, supuestamente estaban evangelizando. La casa del pastor era una mansión con antena parabólica, lo máximo en la época. Cerca habían construido una pista clandestina y ¡Oh sorpresa! Los indígenas no hablaban castellano, ni su idioma, hablaban inglés. Más sorpresas. Este grupo conocía los lugares exactos donde estaba el oro, era una explotación ilegal con vertido de mercurio al río en forma directa. La tala inclemente de árboles se hacía sin posterior reforestación.

La pista tenía un sistema de luces y las avionetas aterrizaban de noche. ¿Saben quién cuidaba el traslado? La guardia nacional.

También había un grupo de investigadores europeos, cuando les preguntamos que sustancias les inyectaban a los indígenas no se mostraron muy dispuestos a dar explicaciones y estaban acompañados por hombres armados. Ahora supongo que formaban parte de compañías farmacéuticas probando sus medicinas y vacunas en grupos con ausencia de inmunidad para algunas patologías.

La mayoría de los terratenientes de la zona no tienen papeles sobre la tierra, actúan como colonizadores. Uno se jactaba que tenía su escuela y su tienda y sanatorio dentro de su finca y decía que respetaba a los indios. Tan bien los respetaba que como en la Edad Media practicaba el derecho a la pernada. Ahí mantenía un cuerpo paramilitar que controlaba todo, desde el aniquilamiento de los cazadores furtivos, hasta la explotación de especies y la caza ilegal cual safari en África.

Otros los eliminaban simplemente y hacían huir a los que quedaban, estos latifundistas generalmente trabajaban con apoyo de grupos paramilitares que los protegían de ataques guerrilleros y de otras amenazas.

Los pequeños productores, los había, se enfrentaban a la hostilidad de los indígenas y a los latifundistas que no los querían ahí, para ellos también la lucha es fuerte. Además de las actividades de explotación minera en la zona todos sabían que eran frecuentes las actividades de narcotráfico y a diferencia de otros sitios todos la consideraban una actividad normal.

Hasta ese momento la relación con los indígenas era de colonización y asimilación, había muy poco diálogo y no los protegían las leyes.

Sin embargo la presencia de organizaciones de distintas universidades y de ONG´s, comenzó poco a poco a darle un matiz político al incipiente movimiento indígena. Se hacían reuniones de clanes, de tribus y grupos; en ese momento el movimiento de izquierda tenía la bandera en la lucha. AD y Copei entendieron que también ahí era importante hacer política y formaron activistas entre los caciques. Eso tuvo sus cosas buenas, pero también introdujo la compra de votos y la negociación malsana. Por cierto, el poco conocimiento de la vida indígena se nota en las casas que alguna vez entregó un gobierno adeco, con bloques y zinc. Para no molestar a las autoridades dejaron las casas adelante y detrás construyeron sus viviendas a su manera. 

Al gobierno chavista, no se le puede negar el avance a nivel legal de haber visibilizado la lucha indígena y haberles dado relevancia en la Constitución. Tampoco que en la primera parte del gobierno chavista hubo avances significativos en la creación de escuelas con maestros indígenas, las misiones y la organización del movimiento de los pueblos originarios, pero eso duró poco, los vicios volvieron con más fuerza. Los ganaderos seguían comprando a los políticos y militares, hicieron presencia nuevas trasnacionales y se abandonaron los programas para el desarrollo sustentable, la protección ecológica y las misiones perdieron fuerza; pero quedó la organización, la idea de la comuna, de los consejos de tribu, se mantuvo porque está directamente relacionada con las formas de organización indígenas originarias.

Pemones y Yukpas son ahora ejemplo de lucha para la oposición. Una oposición que para referirse a ellos, cuando quiere insultar a alguien le dice indio. Una oposición que va a la Gran Sabana y al Amazonas y deja todo inmundo, ensucia los ríos, daña con sus carros los ecosistemas y compra oro ilegal. Una oposición que los quiere fotografiar pero de lejitos, y que ahora pretende que ellos se unan en la lucha contra Chávez.

¿Son los indígenas los únicos que tienen problemas en esa zona? No, la tierra está enferma, cada vez las actividades de tala y minería ilegal son más visibles. El agua está siendo contaminada, los ríos disminuyen su caudal y los períodos de sequía son más largos. Las personas que allí habitan tampoco están bien. Es tierra de nadie, donde el más fuerte se impone, abundan todo tipo de enfermedades. La trata de blancas, el robo y adopción ilegal de niños y la esclavitud disimulada con pagos infames son la norma. Las instituciones se corrompen con gran facilidad ante la riqueza que genera la minería y los negocios ilegales.

Así que no se han logrado avances en mejorar la situación de los indígenas, no se han concretado planes de desarrollo sustentable y las mafias siguen siendo dueñas y señoras en ese lugar sin ley al que la gente va de vacaciones a tomar preciosas fotos sin saber la tragedia que se vive todos los días en ese tan hermoso y aparentemente tranquilo lugar.

Debo agregar que estas son simplemente mis vivencias y mi interpretación de lo que vi. Hay muchas teorías y algunos están convencidos que se debe explotar la riqueza de la zona y los indios deben ser asimilados a la “civilización”. Otros piensan que los productores, mineros e indígenas pueden convivir y otros les dirán que los indios son alcohólicos, ladrones de ganado y mal vivientes. Como siempre, cada uno, desde su propio espacio de interpretación y sus intereses.


Por: Aurelia M.

En twitter: @aurelia2312