Para
entender la realidad populista de nuestro país, debemos dar cuenta de lo que
persigue a nuestros ciudadanos desde tiempos inmemoriales: El paternalismo.
Lo
mencionó nuestro articulista Julio Jiménez (Juliococo) en una entrevista al referirse al
hecho colectivo de la necesidad de un "padre para el pueblo", un
"hombre fuerte que lo defienda del enemigo, del mal". Este problema,
arraigado en la psique colectiva de nuestros ciudadanos en su amplia mayoría,
causa que se elijan los peores gobernantes posibles y, con ello, estemos
constantemente rodeados por gobernantes populistas hipócritas, embusteros y
ladrones sueltos que nos manejan a su antojo y descaro.
Comienza
el debate típico del venezolano de hoy, ¿chavista u opositor este artículo?
Ninguno de ellos. Es una opinión crítica al sistema partidocrático imperante
donde un par de cúpulas definen el futuro del país, donde les conviene mantener
la pobreza y ejercer el adoctrinamiento político a través de la educación y los
medios de comunicación para mantenerse en el poder.
Ahora
que he dejado claro esto, comienzo explicando el peligro del populismo en
nuestro país. Gobiernos como el de Carlos Andrés Pérez (Primer Gobierno), Hugo
Chávez y Nicolás Maduro hacen perfecto encaje con esta doctrina. Amados por
unos y odiados por otros, estos gobernantes quisieron "reivindicar el rol
del Estado como defensor de los intereses del pueblo", pero esto nunca es
así. Estos ceden al impulso de la corrupción y el abuso de poder, y se aferran
a sus comodidades con un descaro indignante. ¿Acaso a nuestros ciudadanos les
gusta ser manipulados por un grupo de corruptos? La respuesta es clara y
contundente: No. Pero los medios se encargan de que esto, tristemente, sea así.
El populismo (mi opinión personal, un neofascismo) ha sido la principal razón
por la cual nuestro país está como está: dividido.
Los
ciudadanos debemos, por ende, rechazar este sistema político firmemente, y a través
del debate ciudadano en las calles, urbanizaciones, barrios y caseríos, poder
constituir un nuevo poder político donde la principal motivación de la nueva política ciudadana sea la
solución de los problemas reales de nuestro país, tales como la desigualdad
social, la conflictividad y la inseguridad imperante, la desculturización y la
falta de sentido crítico y superación psicológica colectiva.
Habiendo
dicho esto, es necesario actuar, como #Disidentes políticos a este régimen
partidocrático, con contundencia y foco. La lucha política contra el Régimen
imperante comienza por el activismo político en pro de un objetivo claro. De
parte de este humilde servidor, ese objetivo debería ser, en primer lugar, una
convocatoria a una consulta pública respecto a la continuidad del hoy
Presidente de la República, para que, a través de un consenso, se pueda
reafirmar el hilo constitucional del país de una manera no violenta (por encima
de cualquier ambición política, están los seres humanos). Ahora, para que esto ocurra,
se necesita presión de calle. Aquí comienza el Método de la Organización de la
#Disidencia.
Primer
paso: Unidad: La unidad de los sectores adversos al sistema partitocrático
imperante junto con los opositores políticos es de importancia vital para la
consecución de los objetivos planteados. La convocatoria a un Referéndum
Consultivo debe ser el primer paso de la Nueva Unidad, teniendo a un vocero
principal que funja como representante del Movimiento.
Segundo
paso: Presión de calle: La calle no es solo salir a protestar, no es solo
realizar guarimbas o marchar. La calle significa activismo, debate, cultura e
información veraz. Activismo, porque se necesita sacar de la apatía a los
inactivos en la lucha política y llevar la misma hasta los barrios y caseríos,
donde viven la mayor parte de los venezolanos. Debate, para depurar las ideas y
poder convencer a quien piensa distinto a unirse a la lucha con argumentos
válidos. Cultura, para hacer frente a la manipulación mediática y la censura a
la cual estamos siendo arrastrados por el sistema imperante. Información veraz,
para que, lógicamente, podamos hacer frente a los intentos de sabotaje de parte
del Régimen o la imprudencia de ciertas individualidades que puedan crear
matrices de opinión y debilitar la unidad popular, para ello es recomendable
tener redes de comunicación con representantes elegidos en Asambleas populares.
Tercer
paso: Convocatoria: El Régimen puede reprimir los puntos aislados de la
protesta, pero no puede reprimir manifestaciones masivas y constantes que
vengan de todas las clases sociales. Esto originará matrices de opinión dentro
del chavismo y las FANB, lo que obligará al Presidente a convocar el Referéndum
Consultivo. Ahí se debe exigir que se cumplan las leyes electorales (renovación
de rectores, imparcialidad, respeto entre los participantes) y se permitan las
auditorías de todos los elementos del proceso electoral.
Cuarto
paso: Creación de la VI República: Si triunfa la #Disidencia, la victoria
electoral permitirá reformar el sistema político.
Gracias
por leer este pequeño espacio de opinión, te lo agradezco enormemente.
Esperemos que la #Disidencia pueda organizarse lo más pronto posible, mientras
tanto, esta es mi propuesta. ¡Saludos!