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Antecedentes de la Inflación en Venezuela (1974-1998)

Este fenómeno económico se empieza a conocer en el país a partir del año 1974 con la llegada a la presidencia de Carlos Andrés Pérez (AD) y la implementación en sus primeros años de gobierno de una política de pleno empleo y una ley contra despidos injustificados que le otorgó mucho poder a la representación sindical, lo que aumentó considerablemente la liquidez monetaria y el consumo. A partir de 1976, con la nacionalización de la industria petrolera y la creación de PDVSA, los ingresos del estado aumentaron notablemente propiciando aun más el intervencionismo gubernamental y un gasto público desproporcionado que incrementó la liquidez y el consumo a niveles nunca antes experimentados hasta ese entonces, teniendo como consecuencia una presión importante sobre los precios de los bienes y servicios, los cuales en su mayoría aún seguían importándose del extranjero.
Es importante resaltar, como parte del contexto, al precio del barril del petróleo en la época pues como consecuencia de la Crisis del Petróleo de 1973 y 1979, éstos aumentaron a niveles históricos, lo que facilitó el gasto y endeudamiento excesivo por parte del gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez. Venezuela no estuvo sola al momento de originarse el fenómeno inflacionario pues ésta suerte la compartió con muchos otros países latinoamericanos que dependían también de sus exportaciones de materias primas y de un alto nivel de endeudamiento.

¿Qué permitió un amento tan considerable de la deuda externa?


Para los años 70 y comienzos de los 80, debido a los altos precios del petróleo y otras materias primas, los países en desarrollo vieron un incremento destacable en sus ingresos y un alto superávit en su balanza de pagos, estos excedentes en divisas no eran depositadas en los jóvenes bancos centrales de estos países sino en lugares más seguros y confiables como los bancos y fondos internacionales en países desarrollados, los cuales, al tener una nueva y amplia disponibilidad de divisas bajaron sus tasas de interés y aumentaron sus préstamos, préstamos que curiosamente iban a los mismos países de donde venían las divisas y que, al parecer, no encontraban saciar su enorme e insostenible crecimiento del gasto público.
Venezuela no fue la excepción y se endeudó con estos bancos a tasas de interés variables que al momento, en valores reales, eran negativas y además no se preveía un aumento significativo de éstas por lo que resultaban bastante atractivas para el gobierno venezolano. Sin embargo, más adelante en los años 80, durante  el gobierno de Luis Herrera Campins (COPEI), la deuda externa contraída ya era demasiado alta y, debido a las políticas contractivas en los países desarrollados, las tasas de interés comenzaron a subir y los precios de las materias primas como el petróleo comenzaron a bajar ocasionando un déficit altísimo en la balanza de pagos como resultado mutuo del aumento del costo de la deuda contraída en años anteriores y un menor ingreso por concepto de exportaciones petroleras, trayendo como consecuencia inevitable una devaluación de la moneda que impactó fuertemente en los precios de los productos debido al carácter altamente importador del país y su mediana producción nacional.
A pesar de todas estas alarmas, el gobierno de Jaime Lusinchi (AD) continuó con un alto gasto público que mantenía la sensación de estabilidad económica a un costo inflacionario incluso mayor que en años anteriores, todo esto permitió que CAP (AD) fuera reelecto como presidente bajo las falsas promesas de “regresar un milagro económico” que nunca fue y, ya al borde de una crisis en la balanza de pagos, el gobierno de Venezuela tuvo que recurrir al Fondo Monetario Internacional para salvar momentáneamente la crisis en el país estando obligado a implementar medidas muy impopulares que desencadenaron en una inestabilidad política enorme junto con un descontento social y una subida vertiginosa en la tasa de inflación que dio origen al intento de golpe de estado en el año 1992. El descontento por los partidos tradicionales, la imposibilidad del gobierno independiente con minoría parlamentaria de Rafael Caldera (Ind.) de tomar medidas económicas necesarias y el indulto que le otorgó al líder del golpe de estado Hugo Chávez hizo surgir un movimiento popular (MVR) que logró conseguirle a este último la presidencia de Venezuela desde 1998 hasta su muerte en 2013.

 

Inflación Durante Presidencia De Hugo Chávez (1999-2012)


La inflación en este período tiene un carácter bastante particular pues a pesar de los picos inflacionarios de los años anteriores que llegaron a alcanzar hasta un máximo de 103,2% en 1996 la tasa de inflación se desaceleró milagrosamente en 1999 por falsas expectativas pero se mantuvo en niveles altos en comparación con los demás países del mundo y es que los males que habían originado la inflación en años pasados (alto gasto público, endeudamiento externo) no fueron siquiera combatidos sino que al contrario se incrementaron pero sin tener consecuencias devastadoras en el corto o mediano plazo por la enorme suerte de que a partir de 1999-2000 el precio del barril de petróleo recuperó pronto su valor promedio normal entre 20$ y 30$ luego de una caída estrepitosa hasta los 7$ y, a partir de 2004, por las expectativas del rápido crecimiento de China e India que cada vez consumían más barriles de petróleo comenzó a subir casi exponencialmente hasta alcanzar valores cercanos a los 150$ en 2008.
Este ingreso extraordinario por concepto de exportaciones petroleras se calcula, hasta comienzos del año 2013, que fue de seiscientos noventa y siete mil millones de dólares (697.000.000.000$), tres veces más que los 14 años anteriores.
No sería sorpresa que un gobierno populista como el de Chávez usara gran parte de estos recursos para aumentar el gasto público a niveles astronómicos (en algunos casos, literalmente) induciendo un crecimiento económico prolongado extremadamente vinculado con el gasto público en obras y políticas sociales de alto componente inflacionario descuidando la producción nacional y desincentivando enormemente la inversión privada tanto nacional como extranjera, capitalizando así un enorme resultado político y mucha aceptación popular en las clases más desfavorecidas.

Se podría suponer que la economía creció exponencialmente en este período pero, para sorpresa de muchos, para 2013, los venezolanos producen apenas 13,5% más que en 1998, muy por debajo de los demás países de nuestra región como Perú (73%), Chile (49%), Argentina (45%), Colombia (38%), Brasil (37%) y solo por encima de Haití (-9%) que fue devastada por un terremoto.

¿Entonces qué se hizo con el dinero?

Un 63% de estos ingresos petroleros se gastó en importaciones que pudieran suplir de bienes al muy estimulado consumo nacional hambriento de productos importados y rico en bolívares impresos por el banco central. Se estima que el consumo per cápita aumentó en 53% desde 1998 hasta 2013, muy por encima del 13% que aumentó la producción a nivel nacional en ese mismo período.
No solo las importaciones masivas de productos compitieron deslealmente con la producción nacional sino que además las continuas expropiaciones por parte del gobierno central asustaron y alejaron del país cualquier intento de inversión nacional o extranjera que estimulara la producción de bienes, lo que al verse perjudicado empeoraba la presión inflacionaria pues cada vez habían más bolívares buscando cada vez menos bienes, sin embargo, el gobierno tuvo la capacidad de evitar una catástrofe temporalmente debido a que los precios del petróleo aumentaban a un ritmo mayor de lo que crecía el gasto público y, por consiguiente, en sus 14 años de mandato se tuvo la sensación de un crecimiento económico prolongado PERO como consecuencia del gasto público.
Es decir, que si el precio del petróleo se estanca, o peor aún, cae, entonces el gasto público tendría que reducirse para evitar un déficit en la balanza de pagos pero, dado que la economía se ha hecho adicta a una política fiscal “súper-expansiva”, lo que en castellano significa: enorme gasto público y/o reducción de impuestos; entonces inevitablemente seguiría una fuerte recesión económica sumada a una alta inflación que nunca, por irresponsabilidad, se ha combatido, es decir, tendríamos una estanflación.
Aun con todo esto, el gobierno del presidente Chávez se las ingenió con medidas cortoplacistas no solo con políticas fiscales permitidas por el alto ingreso de petrodólares, ya que sabía que el precio de esta materia prima no subiría eternamente; sino también con políticas monetarias viciosas pero ingeniosas que le ayudaron a mantener su sistema económico intervencionista y clientelar por un tiempo más prolongado, tomando en cuenta que el venezolano está acostumbrado a altos niveles de inflación desde 1974 y esto no tendría un costo político que le pudiera perjudicar permanentemente.


Primera Reforma Parcial del Banco Central de Venezuela.

Esta reforma fue realizada el 20 de julio del año 2005 y contempla, entre otras cosas, que el ente emisor “estimaría el nivel adecuado de reservas internacionales”, que lo haría mediante una metodología “cuyos parámetros se adecuarán a las características estructurales de la economía venezolana” y, además, que los estudios que darían sustento a dicha metodología serían compartidos con la Asamblea Nacional y el público general. También se autorizó la transferencia de 6.000 millones de dólares de las Reservas Internacionales Netas hacia un fondo destinado al financiamiento de proyectos de inversión “en divisas”. Había nacido, en el mismo acto legislativo, el Fonden y la noción de “reservas internacionales excedentarias”.
Los resultados fueron evidentes, hasta el primer semestre del 2013, unos 55.000 millones de dólares han sido extraídos de las Reservas Internacionales declarados como “excedentes” y traspasados al Fonden, además, la metodología nunca se ha compartido con la AN ni mucho menos con el público en general y, al contrario de lo que dice la ley, los gastos de inversión del Fonden no se han realizado exclusivamente en divisas, lo cual empeora aun más el daño monetario de la medida.

Segunda Reforma Parcial del Banco Central de Venezuela.

Esta fue realizada el 6 de Noviembre del año 2009, lo más resaltante de esta reforma es que se le autorizó al BCV a financiar, directamente y sin límite de plazo, a empresas e institutos públicos. Adicionalmente, se levantó la prohibición que restringía la adquisición masiva de instrumentos de crédito ofrecidos en colocación primaria por parte de entes públicos, incluyendo, por supuesto, a PDVSA.
Esta reforma sí se cumplió convenientemente al pie de la letra, al día de hoy, el llamado Pagaré que el BCV extiende a PDVSA y otras empresas públicas, alcanza unos 300 mil millones de bolívares, 47.600 millones de dólares si se calcula a la tasa de cambio oficial de 6,30Bs/$. Este instrumento de crédito es la línea más abultada de todas las fuentes de la base monetaria (de hecho, equivale a casi el 100% del total del saldo de dinero primario). El efecto monetario de esta irresponsable política es brutal: PDVSA se ha convertido, desde 2009, en el ente de mayor incidencia neta sobre el torrente de dinero de alto poder inflacionario. PDVSA se ha convertido en un mucho mejor productor de dinero inorgánico, que de petróleo. 
El gobierno central ha despojado al Banco Central de Venezuela de toda su independencia y competencia en asuntos monetarios y lo ha convertido en un instrumento que le permite endeudarse ilimitadamente y generar cualquier cantidad de dinero inorgánico que el Ejecutivo, alguna institución o empresa del estado necesite, este instituto autónomo encargado de combatir la inflación se ha convertido, gracias a la Asamblea Nacional, en el mayor generador de inflación en la historia del país.

Control de Cambio.


Es necesario resaltar que luego del Paro Petrolero del año 2002 y la masiva fuga de capitales que casi vacía de reservas al BCV se decidió implantar TEMPORALMENTE un control de cambio con una tasa establecida por el BCV y en la cual las divisas serían asignadas por la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi). Esta medida que se estimaba que fuera temporal ha superado en tiempo a cualquier otro sistema cambiario que haya existido en el país, manteniendo irresponsablemente una moneda nacional sobrevalorada que desincentiva en su totalidad las exportaciones no petroleras y sobre estimula enormemente la importación de bienes, esto ha repercutido en el nivel inflacionario pues a no todas las empresas se las hace posible importar con dólar oficial debido a la cada vez menor oferta de divisas, por lo que las demás empresas buscan divisas en el mercado alternativo, no oficial e ilegal a una tasa de cambio, que en los últimos meses, ha llegado a superar 10 veces el valor de la tasa de cambio oficial, con estimaciones a llegar a superar en el futuro cercano los 100Bs/$ según algunos sesudos analistas.

¿En qué afecta esto al nivel de precios?


Los empresarios que consiguen el dólar en el mercado paralelo no tienen otra opción más que subir sus precios teniendo en cuenta los costos de reposición a futuro, incluso empresas que reciben dólar a tasa de cambio oficial hacen lo mismo pues no tienen la certeza de que seguirán recibiendo estas divisas y calculan sus costos tomando la tasa de cambio del mercado paralelo, el resto de la economía responde aumentado sus precios para cuidar cada quien su poder adquisitivo y, como resultado, tenemos que en los últimos meses la inflación se ha acelerado perdiendo cualquier estimación conservadora de analistas o burócratas gubernamentales y cualquier control posible sobre los precios llegando a niveles de 50% anual con una estimación del 80% para el año 2014.
Todo esto tomando en cuenta que el BCV, al momento de calcular la inflación, convenientemente toma en cuenta todos los precios de artículos regulados aún y cuando estos artículos reportan una escasez alarmante de hasta el 97% como en el caso de la leche.
Lejos de aplicar políticas monetarias o fiscales restrictivas que puedan combatir la inflación, que implique una No Deseada Pero Necesaria Fuerte Recesión Económica, el gobierno solo ha intentado regular precios y salarios con la Ley de Costos y Precios Justos y un aumento obligatorio del salario mínimo anualmente. Medidas que solo empeoran la inflación y además ocasionan escasez, la cual, según datos oficiales para finales del 2013 ya se ubica en 22%, es decir, casi un cuarto de los productos básicos no se consiguen en ningún supermercado.
 

Inflación Durante Presidencia de Nicolás Maduro (2013-¿?)


Luego de la costosas campañas presidenciales en 2012 y 2013 y llegando al punto de quiebre en el que ya el modelo no es sostenible por sí solo, se han aplicado medidas paliativas pero insuficientes para frenar el déficit presupuestario como la devaluación de febrero, simplificación de algunos trámites, eliminación de bonos SITME, creación de la “subasta” SICAD y mayor control sobre el destino de las divisas que adquirieron el subjetivo nombre de “preferenciales”.
Para finales del 2013 se aplicaron medidas y sanciones contra el acaparamiento y la especulación contra el sector privado con la intención de “proteger” al pueblo venezolano, aunque resultó evidente que la preocupación por la impopularidad acumulada en tan poco tiempo de gobierno fue el motivo que obligó a tomar estas acciones de naturaleza contraria a las dinámicas del mercado, las cuales además tácitamente pretendieron “ilegalizar o eliminar” la inflación por decreto, con consecuencias que no demoraron en efectuarse: Reducción casi inmediata de inventarios, escasez, inflación más alta, mayor incertidumbre y aumento significativo del riesgo-país, del cual depende el costo de la enorme deuda que se ha contraído desde años anteriores.

¿Se agotó el modelo económico chavista con la presidencia de Nicolás Maduro?


Ésta parece ser la conclusión de casi todos los economistas del país, el crecimiento económico depende del crecimiento del gasto público, el crecimiento del gasto público depende del incremento a un mismo ritmo del precio del petróleo y éste depende de la demanda mundial aupada por los estímulos monetarios de la entidad monetaria de los EE.UU. y el crecimiento económico acelerado de China e India, lo primero parece llegar a un fin en el futuro cercano mientras que lo segundo se comienza a desacelerar aún y cuando en China se están dando importantes esfuerzos por liberalizar aun más su economía.
Los precios del petróleo se estancan pero el gasto público sigue aumentando, primero financiado por el superávit que alguna vez hubo por las exportaciones petroleras, segundo por el endeudamiento de PDVSA mediante bonos, tercero por el endeudamiento por parte del Gobierno Central con bonos de deuda, con China (fondo de inversión) y con las grandes transnacionales petroleras (préstamos directos a PDVSA); y, por último, el financiamiento con dinero inorgánico altamente inflacionario por parte del BCV a empresas del estado, instituciones públicas y al mismo gobierno central, por lo que se puede deducir fácilmente que la inflación ya no solo será alta y medianamente constante en los próximos meses sino que irá aumentando cada vez más hasta que, inevitablemente, políticas económicas muy impopulares de control de daños sean tomadas y éstas afectarán por años y quizás a una generación entera pero que al final vendrán con una lección que todos aprenderemos de la manera más dura: el populismo siempre cobra.




Pierre Pita

En twitter: @PierrePita