Siempre nos preguntan cuáles son las limitaciones
que tenemos como movimiento de cambio, hasta nos reclaman porque no hacemos
más, incluso nos exigen como si tuviésemos perfil presidencial. Hasta hace una
semana tenía explicaciones para eso, hoy no, sin embargo, es justo aclarar
algunas para que dejen de ser una excusa y las resolvamos para avanzar.
La
Comunicación
Cualquiera de las formas de liderazgo y activismo,
unipersonal o colectivo, integral o especializado; centralizado,
descentralizado o distribuido; por jefatura, por influencia o por referencia.
En cualquiera de los casos, el liderazgo se fundamenta en la información y
comunicación, la proyección de cualquier liderazgo no es otra cosa que el
alcance de sus comunicaciones; de nada sirve hacer una excelente propuesta si
nadie se entera.
Entonces nos encontramos en Venezuela, donde la
censura y la autocensura dominan los medios de comunicación masivos, pero
también las líneas editoriales son dominadas por parcialidades e intereses
políticos. El estamento político se posicionó gracias a los medios de
comunicación, de ambos bandos; incluso en mi caso particular, lo digo sin
complejos, si no hubiera aparecido en el debate en CNN, no tuviera la
proyección que tengo ni hubiera podido hacer muchas cosas que he logrado.
Es indispensable agregar el estado de ánimo de
nuestra sociedad, la fragmentación, los miedos, los prejuicios, la ira, no nos
han permitido comunicarnos efectivamente.
Asumámoslo, es difícil la comunicación.
La
Motivación
Ha sido muy estudiado y es muy conocido que nadie
se activa ni moviliza por una causa si no tiene motivos, nos referimos a estados
internos que dirigen al ser humano hacia metas o fines determinados; son los
impulsos que mueven a la persona a realizar determinadas acciones y persistir
en ellas para su culminación. Es decir, motivos son emociones, los motivos –
sobre todo la motivación política – no obedecen a la sensatez ni a la
racionalidad, y muy importante, la forma como surgen y actúan los motivos en
cada persona son distintos y dependen de su conciencia y cultura.
Cuando apoyamos, criticamos o rechazamos las
acciones de algún dirigente o ciudadano, de alguna organización o institución,
solo estamos evaluando y valorando sus motivos.
Somos venezolanos, para bien y para mal, la cultura
electoralista y populista está reñida con una cultura política y de lucha, con
los riesgos que implican el activismo y la lucha. Más aún cuando en medio de la
crisis la principal motivación es la sobrevivencia inmediata y se pierden las
causas y soluciones reales que necesitamos
Es indispensable agregar la división de nuestra
sociedad, lo económico, lo geográfico, los intereses, las visiones políticas,
básicamente nos dividen nuestros motivos. Sin motivación no hay activismo ni
lucha, mucho menos cambio.
Asumámoslo, es difícil la motivación.
Los
Recursos
Sin recursos no hay activismo, el activismo cuesta.
Hacer reuniones privadas, talleres, asambleas, visitar ciudades, las
comunicaciones, pancartas, franelas, el café pare conversar, etc.; las cosas indispensables para el
activismo cuestan dinero, y en medio de la crisis económica que atravesamos
todo es más caro y es más difícil conseguir recursos, financieros y
materiales.
Vamos más allá, la principal forma como el régimen
reprime a los activistas es obligándonos a la sobrevivencia, un activista sin
medios para mantener a su familia y sin recursos mínimos para movilizarse no
puede hacer casi nada, ni siquiera comunicarse, tener internet, computadora y
smartphone y las llamadas telefónicas cuestan mucha plata. Sumándole la lógica
presión familiar para que no nos activemos políticamente, sino que nos
dediquemos exclusivamente a la subsistencia, producir dinero y buscar los
productos. Por eso, es muchos casos se cede ante la corrupción y compra de
conciencias.
Es indispensable agregar que mientras los
activistas, dirigentes y organizaciones políticas sean financiadas por
empresarios, nacionales e internacionales, solo serán los empleados y
operadores de estos factores de poder. Igual ocurre con el narco, mientras la
actividad política sea financiada por delincuentes, la política será a favor de
estos pillos, incluso, por eso vemos dirigentes que lideran personalmente
carteles delictivos. Más en profundidad, si los recursos con los que se
financia política provienen del estado por corrupción la política consistirá en
obtener y consolidarse en cuotas de poder para acceder a los dineros públicos.
Asumámoslo, es difícil conseguir recursos.
Tenemos
que ser lo que somos
Necesitamos mejorar nuestras comunicaciones,
internas y con la sociedad. En principio se trata de ser un movimiento que
tenga como fundamento y valor la verdad, la verdad debe decirse y tenemos que
asumir el costo de decirla, esto es estar bien informados y replicar la
información agregando nuestra opinión; es negar en todos los espacios la
información tóxica, los clichés y las mentiras. Es usar adecuadamente las redes
sociales, lo chats; pero lo más importante es hacerlo verbalmente, cara a cara,
es que nuestras voces impacten en nuestro entorno al mismo tiempo que
observamos e interpretamos las hechos y voces que ocurren a nuestro alrededor.
Entender las diferencias que tenemos con cada
venezolano es fundamental, somos diversos, por eso la comunicación debe ser
empática, es oír antes de hablar, es vencer los prejuicios para poder proyectar
el mensaje.
La presencia en los medios de comunicación masivos dependerá del impacto de nuestras acciones, no pueden censurar todo ni vetar a todos los voceros, necesitamos acciones de alto impacto que obliguen a la comunicación masiva. Con acciones y propuestas efectivas y bien comunicadas podemos aumentar el ruido que necesitamos para aumentar nuestro alcance.
Asumamos que comunicar es imprescindible, activismo y comunicación son
inseparables.
El liderazgo político vendedor de ¨esperanza¨ que
solo se dedica a mentir no motiva, lo que hacen es manipular; nos corresponde
motivar demostrando inteligencia y fortalezas en nuestros mensajes y acciones
con la razón y las victorias, motivaremos siendo empáticos y sensibles con
nuestro entorno transmitiendo seguridad y confianza. En definitiva, se trata de
estar siempre motivados nosotros mismos, el desánimo no puede ser parte de
nosotros, nuestras causas y objetivos nos mantengan moralizados y en movimiento
constante.
Asumamos que somos ciudadanos de cambio, motivados por naturaleza y
motivadores por palabra y acción.
Los problemas sociales impactan en el movimiento porque surgimos y existimos en esta sociedad, nos impacta, pero no podemos quedar determinados por la realidad, eso nos limita a transformarla.
Mientras las organizaciones, dirigentes y activistas políticos sigan siendo financiados por los poderes económicos, por la delincuencia organizada y por la corrupción las necesidades e intereses del ciudadano y la sociedad nunca serán sus objetivos. Entramos en la etapa del financiamiento ciudadano, el ciudadano que anhela cambios estructurales debe financiar el activismo y la lucha política para que así las organizaciones y activistas estemos a su servicio, y no estemos amarrados a financistas con intereses oscuros.
Asumamos que conseguir recursos limpios es parte fundamental de la lucha.
No más excusas, no más justificaciones, el cambio es nuestra responsabilidad, asumamos lo que tenemos que asumir y luchemos.