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La existencia de los llamados "colectivos de paz" nos han llevado a perder la paz colectiva. Su accionar y sus planes son una completa locura ya que, están calificados para amedrentar, meterle miedo a la sociedad y, en caso extremo, sacar del juego a todo aquel que manifieste su descontento.
Es así como se vive en las barriadas caraqueñas. El miedo de la sociedad es intolerante. La idea de los colectivos armados como ente gubernamental de seguridad es inaudita, y las invasiones, robos y propaganda arbitraria es algo común en el día a día de los ciudadanos.

Pero, llegamos a un extremo aún más notable. Uno de esos extremos que como ya es costumbre, ningún medio de comunicación cubre o publica sino que la fuente más confiable, es el comunicador social que todos llevamos dentro expresado por las redes sociales, donde los titulares y las fotos relataban un alto despliegue policial -y no cualquier policía, sino nuestro ente de investigación científica- de gran magnitud en contra de un grupo armado, amparado por esta revolución bolivariana. Relatos de un allanamiento que terminó convirtiéndose en el secuestro de dos funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC) y la muerte de varias personas.

Lo que parece inaudito es creer que nuestro Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) haya podido entrar en una alerta tan grande y verse desprestigiados por titulares  que relataban, por ejemplo, el secuestro por parte de una banda de delincuentes, a dos de sus funcionarios. ¿Qué tipos de titulares son los que tenemos hoy en día en Venezuela? ¿Hasta cuándo los medios callan y no pasa nada? Y ante un gran silencio mediático en las horas diurnas, al afanado Nicolás se le ocurre hacer una cadena. Ahora, era para celebrar o simplemente para distraer, que al parecer ese es su rol principal en el papelucho ese  de llevar nuestra República, entregado por Tibisay y después de declaraciones, aceptado por todos nosotros en el mejor sentido en cuanto a sumisión respecta, una victoria sin sentido por un presidente ya fallecido y además catalogar de delincuentes a los que, siete meses antes, defendía a capa y espada porque traía y promulgaban la paz en el pueblo. ¿Qué pasa Nicolás? ¿Ya no están cumpliendo su rol de asesinato al pueblo y sumisión al régimen?.

Ante este monopolio comunicacional. Ante tanto abuso de poder. Ante la delincuencia y los colectivos armados -mayores delincuentes armados y reconocidos por el actual gobierno- Ante la sumisión y el descontento. ¿Qué vamos a hacer?.

Venezuela es un país grande en recursos naturales y en potencial humano y la reconstrucción de nuestro país, la lucha por una mejor Venezuela debemos darla todos y cada uno de nosotros. Todo aquel que ha sentido miedo. Aquel que ha perdido un familiar, un amigo. Aquel a quien han robado. Aquel que ha pensado en irse. Aquel que se ha desesperanzado. En fin, aquel que ha sobrevivido en esta despilfarrada y desvirtuada Venezuela en los últimos quince años. 

La esperanza es nuestro punto focal. Es lo que -aunque suene cliché- no debemos perder. No por responderle a nadie, sino por el futuro de nuestra familia y nosotros mismos. Basta de que nuestros proyectos surjan fuera de nuestras fronteras. Basta de que la economía sea un caos y nadie diga nada. Basta de presos políticos y estudiantes detenidos mientras los colectivos armados secuestran e invaden en las narices de este régimen y pareciera que no pasa nada. Son los colectivos los que deben estar tras las rejas porque, si se te ha olvidado Nicolás, nuestra dignidad humana, los estudiantes y la política, además de nuestra libertad de conciencia y de pensamiento son garantías constitucionales y no porque usted reconozca a una banda de malandros y ayude a armarlos, quiere decir que dejaremos suprimir nuestros derechos y la constitución.

Hay que trabajar y mantenernos para lograr la reconstrucción de la democracia venezolana y, cierro estas líneas con una cita de Jóvito Villalba, líder fundador del partido URD (Unión Republicana Democrática) durante un discurso que daba dentro del Panteón Nacional -el verdadero- en 1928, tras una lucha estudiantil llena de esperanza y en repudio a las injusticias y las necesidades de aquella ciudadanía venezolana:
“Padre nuestro. Simón Bolívar
Padre nuestro. Libertador
Cómo han puesto los esbirros
Tu Santiago de León"

No permitamos que sean estos esbirros comandados por el disfraz de primer mandatario, los que destruyan a nuestra Santiago de León, a nuestros queridos estados, en fin,  a nuestra querida Venezuela.



Por Jilmir Valera Hurtado 

En twitter: @Jilmir_Valera