Venezuela hoy
En Venezuela vivimos un caos económico,
social y político; con una inflación creciente donde el dólar se consigue muy
caro en el mercado negro y el dólar de bajo costo que otorga el gobierno no
llega a los sectores importadores de rubros fundamentales para la sociedad, en
su mayoría se pierde en la telaraña de la corrupción. Esto no fuera tan caótico
si el aparato productivo venezolano no estuviera tan reducido e implosionando gracias
a la política de asfixia financiera del gobierno al no otorgar divisas para la
producción nacional reduciendo la economía venezolana a las importaciones. Por
eso lidiamos con la escasez de alimentos, medicinas e insumos médicos y muchos
otros productos.
Los niveles de delito en homicidios,
secuestros y robos alarmarían a cualquier país, estamos en miedo permanente en
todos lados, esperando que esta vez no sea nuestro turno ante la delincuencia
que actúa amparada por el estado, son muchos los casos de delitos ejecutados
por policías y militares, incluso, un general retirado – nombrado cónsul – es
acusado de narcotráfico (y no es el único).
Vivimos en protestas, aumentaron desde
el 12 de febrero donde miles de venezolanos expresaron descontento con el
gobierno de múltiples formas, desde las más pasivas y meramente informativas
hasta algunas muy irracionales en método y contenido; en paralelo, otras
protestas ocurrieron y ocurren sin tanta cobertura mediática y de redes
sociales, fueron las protestas sociales sin corte político marcado, ciudadanos
exigiendo soluciones a sus problemas originados por el mal gobierno. En ambos
casos la represión fue y es excesiva, en lo militar y lo jurídico con serias
violaciones a los derechos humanos, asesinatos, presos políticos, torturas.
Este es nuestro quehacer diario
mientras los problemas se acrecientan.
¿Por qué Venezuela está en este caos?
Este caos fue planificado, inducido y
ejecutado por el poder político venezolano junto a gobiernos de China, Rusia y
Cuba con el objetivo de dominar a la sociedad para generar mano de obra barata,
apropiarse nuestros recursos naturales y nuestra posición geopolítica a
disposición de las potencias del oriente del planeta y otros gobiernos
extranjeros en un juego perverso de intereses económicos y políticos mundiales eliminando
posibilidades de bienestar, seguridad y oportunidades al venezolano común
porque el éxito de este plan depende de que la sociedad venezolana sea dócil,
llena de miedo y desesperanza y termine aceptando esta realidad o abandone el
país en busca de mejores oportunidades de progreso individual. El gobierno venezolano
es una élite cívico-militar que concentra todo el poder usando el populismo, la
represión militar, jurídica, económica y un inmenso aparato de propaganda para
la psicología de masas configurándose como una dictadura posmodernA, todo esto para mantener al pueblo sobreviviendo,
buscando empleo, intentando negocios hacer para conseguir dinero para el
sustento, haciendo inmensas colas para alimentos, buscando medicinas y los
mejores precios para uniformes y útiles escolares; por si fuera poco, resentido
y odiando al que piensa distinto. Este régimen político llegó y se consolidó en
el poder gracias al resentimiento social acumulado por las consecuencias del
sistema político anterior, el conocido como la IV República; entendieron bien
la idiosincrasia del venezolano e incentivaron más el resentimiento y el odio
político y de clases para obtener dos beneficios:
1.- Solo ellos representan esperanza y
solución (que nunca llegó).
2.- Fragmentación de la sociedad (para
que el pueblo no se pueda unir para luchar contra un gobierno opresor).
Su plan comienza a presentar fallas con
el desacato y desorganización en sus propias filas con serias pugnas por poder
en alto nivel, sin el liderazgo y carisma del fallecido presidente Chávez, sin
dinero para maniobrar dentro de su burocracia y maquinaria política y el
rechazo al gobierno de Nicolás Maduro es creciente, la famosa frase “Yo soy chavista, no madurista” dice
todo sobre su piso político donde el descontento está a punto de convertirse en
un cisma.
La oposición también tiene problemas
porque ser oposición solo es posible en democracia, con reglas de juego claras,
libertad de expresión, respeto por el adversario, elecciones limpias, etc. cuestiones
imposibles porque el gobierno con todo el poder del estado limita las
libertades políticas y manipula los resultados electorales; allí arranca su
drama, la división. La dirigencia, activistas y electorado de oposición se
dividieron porque el candidato unitario Henrique Capriles denunció fraude en
las elecciones presidenciales del 14 de abril de 2013 y contuvo la ola de
protestas (que él mismo convocó) para exigir la aclaratoria de los resultados
y/o la entrega de la presidencia directamente, división que estuvo apaciguada
por las elecciones municipales de diciembre de 2013, pero que se recrudecieron
el 23 de enero de 2014 cuando el dirigente Leopoldo López (hoy preso político)
junto a varios factores lanzaron una política fuera de la unidad opositora
denominada “La Salida”. Hoy, las tendencias que tradicionalmente han adversado
al gobierno de Chávez y su heredero Maduro, aunque intentan unirse, se
encuentran fragmentadas y rodeadas de controversias, con ataques políticos,
guerra sucia en las dirigencias, militantes y activistas lo que generan
desconfianza en las mayorías.
Las Luchas en Venezuela.
La lucha del venezolano es procurarse
dinero para vivir, conseguir los productos que necesita y no ser víctima de la
delincuencia; otros luchan para poder irse del país y encontrar mejores
oportunidades y menor exposición a la violencia. Algunos sectores luchan por
problemas en sus comunidades, uno que otro sindicato chavista comienza a arriesgarse
a retar al gobierno. Los estudiantes de universidades autónomas y privadas
luchan contra el gobierno, pero en el seno de su dirigencia y en el cuerpo
estudiantil hay las mismas contradicciones y pugnas que en la dirigencia
política; muchos ciudadanos solo esperan un desenlace electoral favorable al
cambio de gobierno, otros quieren forzar una elección presidencial adelantada.
En el fondo la gran mayoría está rechazando a los polos de la política y a los
irracionales de ambos bandos. Los chavistas de base rechazando la gestión de
Maduro, pero también al liderazgo tradicional opositor, y los opositores de
base rechazando a su dirigencia tradicional y al gobierno también; esto ha
servido para que un gobierno inmerso en el costo político de un caos económico
y social inducido permanezca estable en el poder porque la presión social
necesaria para que solucione los problemas o para que dimita es casi
inexistente. No hay propuesta política, agenda de lucha, estrategia y
organización que sea compartida por las mayorías para encarar ese desastre
ocasionado por el gobierno.
En este ambiente se da la lucha
política y social en Venezuela, ninguno de los polos políticos tiene el control
de sus bases, la mayoría, chavistas y opositores tradicionales, está sin
referentes políticos sólidos en los cuales confiar, sin ideas concretas que
apoyar, con el fantasma del miedo sobre sus hombros.
Nicolás Maduro es un presidente que funge
como operador político y de control social de gobiernos extranjeros, aún no
sabemos si ganó o no la elecciones, lo que es cierto es que con sus acciones e
inacciones de gobierno aumentan los problemas, las tensiones sociales y el
rechazo; hoy lidera públicamente un gobierno colapsado sustentado por gobiernos
extranjeros, las fuerzas armadas, el aparato de jurídico y por estructuras
delincuenciales, pero no ha dejado el poder porque no hay condiciones
sociopolíticas, ni estrategia, ni fuerza para desplazarlo. Las condiciones se acercan,
si hay cohesión para la presión social y surge un movimiento político disidente,
patriótico, popular, civil, unitario, demócrata y organizado que resuma un liderazgo
audaz, amplio, distribuido, empático y con estrategia Maduro no debería
culminar su mandato y así comenzar la construcción de una Venezuela de
bienestar y desarrollos.