Cuando un pueblo oprimido y
descontento se organiza contra un Gobierno tiránico, la posibilidad de victoria
radica en la cohesión de los elementos que conforman al pueblo y la fortaleza
de los líderes populares al frente.
Es vital que la convocatoria
haya sido impulsada por la presión de la calle y la unidad popular. El Gobierno
tiene dos opciones: matar o ceder. Matar significaría dar inicio a un
genocidio, lo cual no es esperado por ninguna de las partes de la lucha. Ceder
a unas elecciones adelantadas significa darse cuenta del fracaso del modelo y
desmoronar todo el trabajo iniciado desde el Señor Chávez en 1992.
En el improbable escenario del
genocidio, EE.UU o China intervendrían y causarían el verdadero desastre en
nuestro país saqueando nuestros recursos materiales y humanos. A nadie
beneficia este escenario.
En el escenario de la elección
es el único viable para el Gobierno, y con él, evitar una revuelta popular
desde el fondo de los barrios, que significaría la vergüenza total del régimen.
Para evitar un fraude, un
líder popular debe ser elegido, y debe negociar pública y abiertamente con el
Gobierno las condiciones de las elecciones adelantadas.
Una derrota (legítima)
significa silencio, revisión y reconstrucción. No es el fin del mundo, es mirar
hacia adelante.
El escenario de la victoria es
el de mayor probabilidad, allí comienza el Cambio Político Permanente en
nuestro país. Con miramientos al futuro, se debe comenzar por una ley de
reconciliación nacional, un programa masivo de educación, aumento del poder
adquisitivo del venezolano, delimitamiento cuantitativo y cualitativo de las
capas sociales para facilitar la distribución económica de los programas
sociales, y programas de acción contra la criminalidad reinante en las zonas
populares.
Allí, la #Disidencia triunfó.
Este es el plan, es hora de ejecutarlo... Distribuye para que tenga más
lecturas. ¡Gracias y saludos!