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Reflexionando sobre ánimo el político en la sociedad venezolana hoy, luego de todo lo ocurrido en 2016, quiero expresar de corazón lo que siento al respecto. Este no es uno de mis análisis ni pretendo hacer propuesta alguna, estoy muy claro en las causas, efectos y consecuencias de todo esto; por eso, esta vez, expondré mis sentimientos, como lo hace la mayoría. Son apoyos de corazón, es justicia, es ética, es la realidad que nos afecta.

Quiero expresar mi apoyo a todos los que de buena fe creyeron en la propuesta de Referéndum Revocatorio, los que se convencieron que era la solución única y factible para el cambio que necesitamos. Comprendo a la perfección cómo se indujo ese sentimiento en la mayoría, creer en la tan manoseada “Salida pacífica, democrática y constitucional” se hizo cómodo y es cómodo porque es legítimo y legal, es “sencillo” firmar y votar y todo resuelto. La realidad cachetea a Venezuela, lo cachetea a usted, me cachetea a mí, que sirva esta cachetada para que despertemos de todas estas ilusiones.

Quiero expresar mi apoyo a los firmantes del 1%, los que hicieron las largas colas, los que viajaron, los que se arriesgaron. Eso no debió ocurrir por dos motivos: 1.- No es constitucional ni legítimo el reglamento donde se estipuló eso, les mintieron al decirles que era un derecho, no, eso fue un deber impuesto arbitrariamente fuera de marco de la constitución. 2.- Fue una irresponsabilidad convocarles a firmar sabiendo que eso no iba a ningún lado. Pero esa fue su decisión personal e individual y se respeta, aunque hoy veamos las consecuencias, se actualizó la Lista Tascón. Aunque yo no estuve de acuerdo con la aceptación de ese reglamento infame y por coherencia no firmé -mucha gente se molestó conmigo por eso, pero no podía avalar ese error con mi firma-, le digo a los que firmaron que no tolero ni avalo la persecución contra los firmantes y por eso cuentan conmigo -en lo que esté a mi alcance- para colaborarles en virtud de los acosos y persecuciones que están padeciendo; por lo visto, la dirigencia MUD no comprende, no le importa, el problema que esto generó ni cómo impacta en la vida de miles de venezolanos.

Quiero hacer un reconocimiento justo y de valor al cuerpo de activistas de base que se fajaron en la campaña para promover el Revocatorio, para recoger las firmas, y para movilizar ciudadanos en defensa de ese derecho. Como activista con más de 20 años de recorrido comprendo a cabalidad lo que arriesgaron, los sacrificios personales y familiares, lo que invirtieron en tiempo y dinero, la carga de responsabilidad y hasta emocional de asumir ese trabajo. De nuevo, un gran esfuerzo humano tiene costo de vida, inmedible, intangible, invisible, pero existente y crudo; sé lo que vivieron y sé lo que están sintiendo ahora, yo también lo he vivido en estos 18 años. A pesar de las diferencias le envío un abrazo, no vale claudicar, seguimos luchando.

En 2016 la dictadura avanzó en represión y en persecución, despedidos, sacados de sus casas, heridos, apresados; un sinfín de acciones para sembrar miedo y desesperanza, el abuso de poder aumento y con ello el número de víctimas. Quiero decir a todo pulmón que los apoyo, pero eso no sirve de mucho, la mayoría está abandonada su propia suerte; a veces no sé qué hacer para ayudarlos.

Lo peor es que la dirigencia política opositora solo los nombra discursivamente, pero no se atiende ni se apoya a las víctimas con lo cual la dictadura da ejemplos inmovilizando y desarticulando las luchas. Más grave, muchos terminan negociando con la dictadura en medio de su minusvalía y abandono, no los critico, no los juzgo, hay que estar en su pellejo para saber de qué se trata; son miles de motivos más para seguir luchando, caer en el miedo y la desesperanza que generan estas crueldades favorece al régimen, así que ¡FUERZA!

No somos pocos los venezolanos que vimos con dudas y hasta con rechazo la táctica de Referéndum Revocatorio, la actitud servil de la Asamblea Nacional al dejarse pisotear, el maniqueísmo al conducir a la ciudadanía que desea protestar; más aún cuando nos enteramos y entendimos que PSUV-MUD estaban negociando tras bastidores, lo que hoy se comprueba con el diálogo, el tiempo nos dio la razón.

Pero, durante este tiempo, expresar nuestras ideas trajo consecuencias, fuimos atacados, maldecidos, acusados, vilipendiados… Hubo problemas serios entre familiares y amigos, discusiones acaloradas, algunas hasta terminaron en golpes; todo mal, muy mal, muchos opositores se transformaron en lo que detestan, se transformaron en chavistas irracionales y descargaron contra todo aquel que con un ápice de racionalidad expresaba su idea y descontento con lo que estaba sucediendo, personas que anhelan democracia en Venezuela atacaron furiosamente la libertad de expresión, pusieron todas sus vísceras en el asador. No queridos amigos, eso no es democracia, es autoritarismo ramplón.

Tristemente comprendo por qué ocurrió esto, fue inducido, fue ordenado, fue el discurso y ejemplo de la dirigencia política que a la misma usanza de Chávez que destruía moralmente al cualquier portador de un argumento en su contra y sus seguidores lo emulaban estimulando el odio, el resentimiento y la división social. Esto obliga una reflexión ¿Pensamos cambiar Venezuela portando el ADN político que generó este caos? ¿Es la opinión política un delito social? ¿Existe el derecho a la agresión a quien piensa distinto? Piense usted si atacó e insultó a alguien porque dijo algo que usted no le gustaba, piense si repitió una mentira sobre alguien que usted ni conoce solo porque dijo algo que usted no quería oír, piense usted qué gano con eso sabiendo hoy que todo se cayó, piense usted si su frustración justifica maldecir y mentir sobre quien le expone una realidad incómoda.

A todos los que fueron insultados y atacados por ser críticos y no seguir los dictámenes de la MUD o del PSUV va mi palabra de aliento y apoyo, pertenezco a su grupo, pensar y expresarse en tiempos de dictadura es duro, es duro porque la dictadura es mucho más que las personas que gobiernan y las que simulan oponerse, la dictadura se expresa en la ceguera e irracionalidad de sus propias víctimas, trabajan para el régimen sin saberlo cuando entran en las emociones y reacciones inducidas por el poder para controlarnos a todos. Pero que eso no sea motivo de silencio ni de autocensura, cada día somos más los que comprendemos las realidades y decidimos actuar, seguimos sin descanso a pesar de las adversidades.


Como dijo un griego “Nada humano me es ajeno”, vivo en esta sociedad con sus virtudes y defectos, con sus felicidades y angustias, de aquí provengo, a ella me debo y aquí me quedo. Un abrazo.