Seguramente
los venezolanos no tenemos muy presente en nuestro léxico la palabra
“procrastinación” pero cuando se trata
de nuestro accionar, es otra cosa. Según la Real Academia Española, procrastinar
significa “Diferir, aplazar”, sinónimos que en realidad no justifican el
uso de esta palabra en el caso venezolano, sin embargo, luego de analizar otras
fuentes encontramos que procrastinación en realidad hace referencia a un evento
con unas características especiales “postergación
o posposición, es la acción o hábito de postergar actividades o situaciones que
deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o
agradables…” (Domínguez, 2005) y con estas características ya podemos
asumir una relación con el caso venezolano, no solo se trata de postergar el cambio como evento principal a atender
entre todos los venezolanos sino que también estamos sustituyendo las
actividades necesarias para lograr este cambio por otras más irrelevantes,
agradables e incluso necesarias para la supervivencia: conseguir día a día los
productos necesarios para la
subsistencia de nuestras familias, emigrar o despedir a familiares y amigos, la
parrillada de lo que hay, matar tigres para combatir la inflación, tuitear o
retuitear la tendencia del día porque es la única libertad de expresión que nos
queda , correr a la casa antes de que termine la hora pico y estemos a merced
del hampa, nuevamente las colas y más colas, el matraqueo de las autoridades,
soportar el caraetablismo de los funcionarios del gobierno; e, incluso hacer
campaña para unas elecciones que anunciamos como apocalípticas o renovadoras
según sea el caso. Son solo algunas de las actividades que definen nuestra
venezolanidad y que estamos asumiendo en nuestra cotidianidad, pero la verdad es que todas son
irrelevantes ante el reto que tenemos por delante.
El chavista, el opositor, la nueva tendencia que cabe destacar que aun no se ve representada en ningún partido y el decepcionado de lado y lado tienen una palabra en común colocada entre ceja y ceja, “el cambio” pero también reconocen que el cambio no se da por sí sólo, es una responsabilidad que los venezolanos tenemos que asumir:
Porque el gobierno no pretende corregir en lo más mínimo.
Porque los partidos de oposición y de gobierno abandonaron a sus electores o son extremadamente ineficientes para asumir política de verdad.
Porque las instituciones perdieron toda su autonomía y cualquier voluntad o valor para recuperarla.
Porque la comunidad internacional responde mediante diplomacia a los intereses geopolíticos definidos desde cada capital.
Porque la protesta sin política es atajada rápidamente por la censura, o la estrategia divisoria del gobierno
Y
en medio de este continuismo, los venezolanos seguimos esperando que aparezca
alguien y nos guíe a una solución definitiva, pero esa tarea se nos presenta
complicada, ese cambio que absolutamente todos esperan, salvo algunos corruptos
que están seguros y no tanto de mantener el poder del gobierno, se nos anuncia
enmarcado en la espera de una autentica rebelión que nadie pueda controlar y
que solo podría ser legitima desde una unidad pero popular y no el parapeto
electoral que tiene secuestrada la posibilidad de conjugar diversos métodos de
lucha simultáneamente.
La
verdad es que estamos esperando un cambio pero en vez de apostar por la
organización, por la legitimación de las diversas formas de lucha, por las
irreverencias desde cada espacio y por
la preparación política de cada argumento. Los venezolanos estamos
procrastinando con la idea de pase algo que propicie ese cambio que es
responsabilidad de todos.
Por Max Suarez D’Addario
En twitter: @maxsuarezd
Bibliografía
Domínguez, A. (2005, 08
17). Wikipedia. Retrieved 10 05, 2015, from Procrastinación https://es.wikipedia.org/wiki/Procrastinaci%C3%B3n: